He estado casi tres meses fuera de casa, la verdad es que ha sido un poco duro porque siempre acabas echando de menos tu rutina de ir a la universidad, volver a casa, tener la comida de tu madre en la mesa, salir los fines de semana con tus amigos…
He echado de menos las lentejas de mi abuela y los postres de mi madre como son el flan y las natillas. También que mi padre me hablara por las mañanas en el desayuno los domingos (aunque él sabe que no soporto que me hablen por las mañanas).
He echado de menos las tonterías con mi hermano y cómo las discusiones más estúpidas se convertían en besos y abrazos.
He echado de menos las clases en la universidad, el café de media mañana con el respectivo bocadillo…
Las cenas de los viernes o las cañas, siempre de la mano y en la mejor compañía de mi segoviano favorito.
Las risas, las copas y los bailes de los sábados, con las que comparten mis días.
Las comidas en familia los domingos con mis tíos y primos, que al final tenías una sobremesa entretenida contando las mejores historias.
He echado de menos los paseos de los domingos por Segovia viendo cómo el sol se escondía entre los arcos del Acueducto, cómo la Dama de las Catedrales tenía esa luz que dejaba con la boca abierta a todos los turistas y cómo los niños se imaginaban que eran los príncipes y princesas que vivían en el Alcázar…
Pero, ¿sabéis que? Me atrevería a decir que ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, que en estos meses he aprendido a desenvolverme en un país extranjero, me he enfrentado a la cocina y la lavadora y me he intentado explicar lo mejor que he podido para que otros me entendieran. He conocido a gente espectacular e increíble de diferentes partes de España, y de Europa, e incluso de Sudamérica; Y todos ellos me han apoyado con este proyecto y siempre quedarán en mi recuerdo.
El otro día leí este poema y pensé que era una buena idea compartirlo con vosotros, porque os lo merecéis, porque me habéis estado apoyando durante este tiempo, porque habéis leído todas mis aventuras por Grecia, y porque es realmente gratificante poder enseñar Segovia en otro país y más luego recibir mensajes diciendo: «Eres muy grande, Moni», «Lo estás haciendo genial, sigue así», «Confiamos en ti»… Y todo esto es lo que me hace seguir adelante y ver una vez más, que no me he equivocado. ¡GRACIAS A TODOS!
Espero que paséis una FELIZ NAVIDAD Y UN PROSPERO AÑO NUEVO rodeados de todos los que os quieren. En 2016, seguiré contándoos muchas cosas, como buena maga aún me quedan muchos trucos en la chistera!
Nunca perdáis la ilusión en Navidad porque quienes ya no están fueron los que nos enseñaron a vivirla ❤️
VIAJE A ITACA
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.C. P. Cavafis. Antología poética.
Alianza Editorial, Madrid 1999.
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