«Háblame del mar, marinero. Dime si es verdad lo que dicen de él. Desde mi ventana no puedo yo verlo, desde mi ventana el mar no se ve.»
Cada persona tiene asociada una canción cuando ve el mar después de mucho tiempo, o al menos eso es lo que quiero imaginar. No puedo evitar estar delante del mar y que en mi cabeza suene esa canción cantada por mi abuela, aunque refiriéndose al Mediterráneo, es lo que tiene tener sangre murciana.
Lo cierto es que a esa pequeña estrofa no le falta razón. ¿Qué hacemos los segovianos que no tenemos el mar cerca? (Sí, aunque no sea segoviana de nacimiento cuando estás a 1000 km no importa). Lo que estaba diciendo… ¿Cómo podemos sobrevivir los segovianos sin mar? Contentarnos a orillas del Eresma y tirar piedras imaginando que son olas y preguntando, preguntando por el mar, su inmensidad y recordarlo con fotos de la última vez que tuvimos la suerte de estar junto a él. No importa de qué mar u océano se trate, no importa si es la serenidad y el calor del Mediterráneo o furia y el frío del Atlántico. Estar junto al mar, relaja. Estas vacaciones de otoño he tenido la suerte de poder ver el mar una vez más, el mar de La Bretagne y el mar de La Vendée. Y aquí estoy yo, para hablaros del mar y contaros si es verdad lo que dicen de él, ya que desde vuestra ventana no podéis vosotros verlo.
Pornic – La Bretagne
Os presento el plato típico de la costa francesa, no es un cochinillo segoviano, pero no está nada mal: «Moules-frites»o lo que quiere decir, mejillones con patatas fritas. Una delicia pongas la salsa que pongas, el mismo vicio que las pipas (esa cazuela era para una persona,). Si tenéis pensada una escapada por la costa francesa tenéis que probarlo, sin olvidar acompañarlo de un buen Muscadet, un vino blanco seco de la Loire Atlantique, aunque no se puede comparar a nuestro vino de Rueda. Y, después de presentaros el plato típico de esta preciosa región francesa, ¿por qué no hablamos un poco de gastronomía? ¿Habrá muchas diferencias con la de Segovia? Parece que sí…
Tenemos mucha suerte de que Segovia pertenezca a la zona del Alto del Duero y contar con la tradición de algunos pueblos prerromanos del cultivo de la vid. Su clima, continental caracterizado por inviernos muy fríos y cálidos veranos, es una excelente ayuda para estos cultivos que, gracias también a las características del terreno, nos ofrecen un fruto de gran calidad logrando así vinos con denominación de origen Rueda y Ribera, que están entre los mejores a nivel nacional.
Al contar con un invierno frío, los platos tradicionales segovianos son más contundentes y calóricos para ayudarnos a combatir el invierno, como puede ser el cochinillo asado, los judiones de La Granja, el cordero, etc. Productos de la tierra de alta calidad que cultivamos en nuestra provincia de interior. Mientras que en la zona de la costa atlántica consumen productos que vienen directamente del mar como los mejillones, anguilas, almejas y sopas de pescado.
Pornic es un pueblito pesquero lleno de veleros y rodeado de verde, me ha recordado mucho a los pueblos marineros del norte de España, aunque en vez de bares de tapas había creperías.
Y veleros… muchos veleros que te hacen soñar con poder recorrer algún día las costas en uno de ellos.
Una de las peculiaridades del Atlántico son las fuertes mareas. En La Vendée, le Passage du Gois, en la Isla de Noirmoutier, es la única carretera en todo el mundo que depende de las mareas, más de 4 km de carretera cubiertos por el mar cuando la marea está alta. Ahora hay un puente para acceder a la isla, pero en los años 70 los jóvenes esperaban con sus coches en fila para poder llegar a la isla cuando hubiese marea baja y la carretera quedase al descubierto.
No tuve la suerte de encontrarla en marea baja, tenía que esperar 6 h para poder cruzarla en coche, pero así os hacéis una idea de cómo es. Los pequeños pivotes que podéis apreciar en medio del mar están por si alguien se queda atrapado por la marea y no puede salir ni por un lado ni por otro, siempre se puede subir al pivote a esperar…
Espero que con este post os haya podido llevar un trocito de mar a Segovia, porque versionando una letra de «Mártires del destino», si España fuera un donut, Madrid no existiría y Segovia tendría playa.
Nos vemos en el próximo post.
Sed buenos.
13 noviembre, 2016 at 8:25 pm
Qu e placer es leerte !
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