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Jóvenes Embajadores de Segovia

Sexta embajada: Ferrara (Italia)

mes

agosto 2017

Castillos por el mundo

Una de las cosas que más me fascina de nuestro patrimonio son los castillos y palacios. Debido a mi procedencia, Castilla y León, he tenido la suerte de poder conocer fortalezas impresionantes sin tener que moverme mucho. Quizás el castillo que más me impresionó es el Alcázar de Segovia. Verlo nevado durante el invierno o iluminado en una despejada noche de verano es una experiencia increíble.

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Cuando viajo, me gusta disfrutar de un patrimonio diferente y poder compararlo a lo que veo día a día. En este caso, me gustaría hablar del castillo de Malbork, construido por la Orden Teutónica. Al igual que nuestro Alcazar, el castillo de Malbork es también Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, la apariencia y estilo del castillo es totalmente diferente, el de Malbork está construido a base de ladrillo. De hecho, es el castillo de ladrillo más grande del mundo. El castillo polaco es de estilo gótico báltico, mientras que el español concentra diversos estilos, entre los que destacan el gótico, el románico, mudéjar y renacentista.

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Pero dejando de lado las diferencias, ambas fortalezas poseen muchas similitudes. Los dos fueron construidos en la Baja Edad Media.  También encontramos semejanzas en cuanto a su funcionalidad, pues ambos tuvieron un uso militar y sirvieron de residencia a sus respectivos reyes, dependiendo de la época.

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Otro detalle, que es el que más me llamó la atención, es sobre el devenir que han tenido sendos monumentos, pues no fue fácil. El Alcázar segoviano sufrió un incendio que podría haberlo dejado reducido a cenizas, y el castillo de Malbork quedó gravemente deteriorado durante la Segunda Guerra Mundial (arriba podéis apreciar su estado en 1945). Las labores de restauración posteriores han conseguido que nosotros podamos disfrutar de dichas maravillas años después, aprendiendo de nuestra historia y concienciándonos de su importancia. Ojalá los nietos de mis nietos también puedan admirarlos.

 

 

Segovia en la Summer University y la European Night!

Como ya expliqué en mi anterior entrada, realicé una Summer University en Polonia con distintos estudiantes europeos. Eran un total de 35 participantes, entre los que había al menos 9 nacionalidades (a los que había que unir otros tantos organizadores polacos, por lo que la cifra superaba con creces los 50). Era por lo tanto el escenario ideal para mostrar y promocionar Segovia.

Resumiendo, pude hacer un montón de amigos en varios países a los que seguro iré a visitar después de mi Erasmus. Pero no solo yo les visitaré. Después de hablarles de Segovia muchos se interesaron por mi ciudad y los veremos por aquí pronto.

Una de las noches organizamos una European Night, la cual consistía básicamente en un circuito por la gastronomía de nuestros lugares de procedencia. Allí pude probar comidas y bebidas muy dispares, desde el clásico limoncello italiano hasta los dulces stroopwafels holandeses. Pero no estaba allí únicamente para comer y beber cosas nuevas, también debía mostrar alguno de nuestros atractivos culinarios.

Como llevar y cocinar un cochinillo segoviano hasta Polonia se antojaba complicado, me limité a explicarles las bondades de nuestro plato estrella y les afirmé que si querían probar el mejor cochinillo del mundo debían venir a nuestra ciudad. Aún así llevé algún producto de la tierra. Antes de coger mi avión compré en una tienda especializada del centro un poco de jamón serrano. También llevé una botella de vino tinto de la bodega Pérez Veros, un Ribera de Duero de Segovia que era la primera vez que lo tomaba y que nos encantó a todos. La combinación jamón y vino tinto resultó ser un acierto también fuera de España. Además, también preparamos sangría, lo que unido a otros productos que trajeron el resto de españoles hizo de la mesa española la mejor y más popular de la noche.

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Fue bastante interesante porque yo también pude degustar comidas y bebidas de otros países que jamás habría podido probar sin visitar esos lugares.

Como ya expliqué en mi anterior entrada pasamos unos días de altura en los Montes Pieninos. Un día que estábamos disfrutando de una noble tradición española, la siesta, pensé que era el mejor momento para enseñar más a fondo Segovia.

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Primero les expliqué dónde estaba geográficamente, ya que la gran mayoría no lo sabía. Marcando como referencia Madrid, no fue muy complicado situarlos. Después, les hablé un poco de la importancia histórica de la región. Y por fin, saqué la artillería pesada, nuestro patrimonio. Apoyado por los folletos y planos de Turismo de Segovia, les mostré el colosal Acueducto, la admirable Catedral o el majestuoso Alcázar entre otros. La mayoría quedaron deslumbrados porque no conocían nada acerca de Segovia.

Tengo bastante claro que veremos pronto por nuestra ciudad a muchos de ellos.

Viaje Pre-Erasmus a Polonia

Antes de cruzar el charco y comenzar mis estudios en Aruba tuve la suerte de poder vivir una experiencia similar al Erasmus. Una Summer University. Aunque más reducida en tiempo, no lo ha sido en vivencias y momentos mágicos vividos con nuevas personas de dispares lugares. Iba a compartir durante 15 días, con otros estudiantes de distintos puntos de Europa, un viaje alrededor de toda Polonia. Digo toda porque casi no dejamos nada pendiente en el país eslavo.

El evento comenzaba en Cracovia, aunque yo volé a Breslavia y debido a un retraso de mi vuelo tuve que estar viajando toda la noche en un tren polaco. Sorprendemente me encontré con una amiga ucraniana que me amenizó el trayecto.                                               Por la mañana me encontré a los demás participantes, había un interesante popurrí de nacionalidades, desde polacos hasta italianos, pasando por holandeses, griegos o rusos. También había algún compatriota.

Cracovia es una ciudad muy significativa en el país, es la segunda más grande y, a diferencia de la capital (Varsovia), salvó gran parte de su legado histórico, lo que la convirtió en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1978. Además, si te interesa la historia reciente, la ciudad tuvo una gran importancia en la segunda guerra mundial, allí podemos encontrar la Fábrica de Schlindler o Auswitch.                                                 Pasear por los campos de concentración no es una experiencia agradable, pero si recomendable. Es necesario conocer nuestros errores para no repetirlos. Ya lo expresa George Santayana con una frase presente en el propio Auwitch: «Aquel que olvida su historia está condenado a repetirla».

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Después, partimos hacía los Pieniny Mountains, que es una cadena de montañas a caballo entre Eslovaquia y Polonia. El autobús solo podía llevarnos hasta el pueblo que lo precede, que por cierto era muy singular. Un río, por donde paseaban unos botes hechos con una especie de tabla de madera y cajas, lo atravesaba. De madera eran también todas las casas que formaban la villa, con sus típicos tejados inclinados para que la nieve no se arraigara a la vivienda. Después de un rápido vistazo tocaba subir, y si, la inclinación era aún mayor que en Segovia. Nuestro destino parecía no llegar nunca, pero cuando lo hizo comprendí que había merecido la pena tan agotadora cuesta. Íbamos a alojarnos en una gran cabaña de madera en plena naturaleza. La experiencia fue increíble, durante el día hicimos alguna ruta, logrando aún mejores panorámicas de los montes, y por la noche cocinamos salchichas en una gran hoguera, mientras bebíamos alguna cerveza y apreciábamos con todo lujo de detalles la vía láctea. Podría haber sido un anuncio de Estrella Damm pero en la montaña en vez de en el mediterráneo.

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La próxima parada se encontraba en el lado opuesto, en el norte del país. Tocaba un largo viaje hasta Gdsank que también mereció la pena. Gdsank es sin duda mi ciudad favorita de Polonia. Su estratégica posición en el mar báltico ha contribuido a que se trate de un enclave con mucha historia, patrimonio y cuna de diferentes culturas debido a las rutas comerciales. Pasear por el mercado largo y terminar alimentando a las palomas frente a Neptuno son solo alguna de las cosas que la ciudad ofrece. Las ciudades próximas, Gdynia, Malbork o Sopot contribuyen a que esta sea una de las zonas más turísticas e interesantes de la nación.

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Podría seguir, porque el viaje no terminó aquí, pero no quiero aburriros. Eso si, si tenéis la posibilidad de realizar este recorrido de punta a punta por Polonia no lo dudéis ni por un instante porque merece la pena. Asimismo, si queréis hacerlo en modo Summer University, como yo lo hice, también puedo ayudaros.

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