Aruba es conocida como «One Happy Island», el eslogan está presente en toda la isla, incluso en las matrículas de los coches. Además de por sus magníficas playas y su envidiable clima, el eslogan hace honor a sus habitantes. Uno de los atractivos de la isla es su propia población, que hace que miles de turistas vuelvan cada año.
Lo primero que debéis saber es que en Aruba existe una mezcla étnica inmensa. Así, una persona de tez blanca puede ser tan arubiano o más que alguien muy moreno. Hay de todos los tonos, y la única diferencia está en el nivel de bronceado de la piel. Esto es debido a que la isla tiene mucha influencia neerlandesa, junto a descendientes españoles y de los arahucos (que eran los nativos de Aruba). A esto hemos de sumar la llegada de colombianos, venezolanos y otras nacionalidades cercanas, que hacen que en la isla convivan más de 40 nacionalidades. Lejos de producir discrepancias, existe un enriquecimiento cultural enorme.
Quizás, debido a este popurrí de procedencias y al turismo, principalmente norteamericano, prácticamente todos los arubianos hablan de forma fluida 4 lenguas: papiamento, inglés, español y holandés.
Pero no es solamente esta multiculturalidad lo que hace atractiva la isla. El carácter festivo y alegre de los habitantes sin duda es uno de los puntos fuertes. Desde que estoy aquí, he notado que la gente es muy amable, simpática y cercana. Siempre están dispuestos a ayudar, si te ven en apuros no dudan ni un instante en echarte una mano, por ejemplo, no sería la primera vez que andando bajo el abrasador sol, algún lugareño se ofrece a llevarme. Esta cultura de colaborar sin esperar nada a cambio la he visto muy presente en la universidad.
La isla irradia buena voluntad y tranquilidad. Esta felicidad y armonía es transmitida al turista, que si sale de los resorts tendrá una experiencia totalmente local.
Si queréis bucear, además de en playas paradisíacas, en una cultura rica y diversa. Os recomiendo encarecidamente viajar a «One Happy Island».
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